Cuando te hablo de lo que “jamás” debiera hacer o usar una novia o invitada en una boda es que de verdad debes tomarlo en cuenta. Lee el siguiente artículo y me encontrarás la razón. Muchas de las tendencias que tenemos las mujeres para vernos mejor el día de la boda pueden terminar en contra de algo básico: nuestro propio look. Por eso, hoy hablaré de aquellos “detalles” en los que en mi opinión, y en la de muchos expertos, no se debe abusar (que después queda la evidencia fotográfica para siempre)…
Tu piel
Los autobronceadores o las cámaras de rayos UVA son un recurso muy práctico para las que tienen la desdicha de tener un tono similar al del vestido. Pero no hay que exagerar que luego se nota no solo un color poco natural y nada uniforme; si no también pasarías el bochorno que el color del auto bronceante ha manchado tu ropa!
Sobre los tacones imposibles
Ya tienes tu vestido de novia y ahora vas por tus zapatos. Antes de comprar los tacones que te tienen loca, piensa cuanto tiempo serás capaz de aguantar de pie con ellos y cuanta más alta vas a verte junto al novio… recuerda la importancia de la armonía y que para verse perfecta ¡Tampoco hay que sufrir!
Sobre nuestros “atributos”
Ya lo hemos dicho y lo seguimos manteniendo: en una boda, menos es más. Y en el look de una novia, esto no es la excepción. Se puede lucir una espalda o un escote espectacular sugiriendo pero no mostrando. ¿No crees?
Traje de noche o de tarde
Por la tarde y la noche, las mujeres deben de ir de cóctel, es decir, un vestido por encima de las rodillas que admite pedrería, lentejuelas, brillos. Solo se podría ir de largo cuando la boda sea de noche y si lo exigen los novios. Pero por las mañanas se recomienda traje de chaqueta o vestido por debajo de las rodillas, sin pedrería ni adornos excesivos.
Ir vestida de árbol de Navidad no es bonito. Te aconsejo llevar un traje sencillo pero elegante, mucho cuidado de no hacer sombra a la novia, verdadera protagonista.
Tocado y Pamela
Si nos decidimos por llevar tocado o Pamela, los expertos en protocolo dictaminan que lo mejor es no quitársela en ningún momento. Por supuesto, jamás durante la ceremonia. Si se tuviera que quitar, sería la Pamela, en algún momento sería durante el banquete, pero hay que tener cuidado: te quedarás despeinada, así que la mejor opción es no quitárselo ni en la ceremonia ni en la cena y celebración si no es extremadamente necesario.
Las joyas
Para las joyas, también viene la máxima: menos es más. Creo que lo mejor es llevar una buena joya (sortija de diamantes, pendientes de esmeraldas…) acorde con el traje y, si es posible, evitar la bisutería. No hay nada menos fashion que usar y abusar de joyas de mala calidad. Si no las tienes, mejor nada. Lo mejor siempre es la discreción.
Los hombres llevarán reloj "como una joya más”, sin ningún problema. Para las mujeres, solo "un reloj de pulsera pequeño o un reloj joya".
Gafas de sol
Gafas de sol ¡radicalmente no! No forman parte del traje ni de la ocasión. Óbvialas absolutamente, aún si la boda es en el exterior o en la playa.
El móvil
Disfrutemos del momento y no abusemos de los móviles. Es incómodo estar en una mesa y que nadie se mire a la cara... sino a la pantalla. Sugiero dejar los móviles en casa. Resulta muy grosero dejar el móvil encima de la mesa, o ver a algún invitado hablando por el mismo sin ningún reparo. ¡Otra cosa son las emergencias! Si a pesar de todo “necesitas” llevarlo, mantenlo guardado.
Niños en la boda
Los niños son graciosos, ponen la nota de color en cada boda... pero no son cómodos después. ¿Qué hay que hacer con ellos? Buscar el modo de que no molesten y que se puedan divertir, Lo primero que tienen que pensar los novios es si quieren una boda con o sin niños, aunque lo más aconsejable es una celebración sin niños.
Tal vez una buena opción, si los novios deciden que de todas formas asistan los niños, es contratar animación por tres grandes motivos: los niños, los padres y los invitados. Quiéranlo o no llega un momento en que nadie disfruta, los niños se aburren o es la hora de dormir, los padres que no pueden divertirse por estar pendientes de ellos y los invitados, que llegado el momento se sienten de verdad incómodos con el alboroto infantil. La animación (o una niñera o zona aparte) es clave por los niños, que no aguantan un banquete de dos horas ni un baile de cinco. Los padres, que están pendientes de si el niño come, de si tiene que ir al baño, de si corre por el salón, de si molesta al resto de invitados… Y el resto de invitados que comparten mesa con los pequeños, puesto que sufren cuando las conversaciones giran en torno a ellos: que si qué tal come, que si es futuro Messi de la familia, que si ya sabe decir mamá…etc. Así que mejor sé claro y pregúntale a los novios si te dejas a los niños en casa. Te lo agradecerán todos.
Los expertos lo dicen: "El protocolo, con sus normas, ayuda a que los eventos se desarrollen de una manera más ordenada, lógica y sensata”. Pero no lo olvidemos, una boda es una fiesta bien organizada. Debemos crear bodas especiales, personalizadas, muy al gusto de los novios e invitados, arriesgadas, divertidas. Bodas en las que suceden cosas, más allá del banquete y el baile... Debemos quedarnos con muchas de las ayudas que nos proporciona el protocolo pero no con todo. No hay límites si se consigue organizarlo con cariño, sentido común, respeto y buen gusto.